Mi historia
Me llamo Jessica Cano. Soy educadora canina y etóloga (Máster en Etología de animales de compañía por la Universitat Autònoma de Barcelona). Miembro de ANACP (Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales). Mi trabajo consiste en interpretar el comportamiento de tu perro para poder modificarlo partiendo de la comprensión del mismo.
Siempre me han apasionado los perros, desde niña leía todo lo que caía en mis manos sobre ellos (sí, hubo una época en la que Internet no existía y sólo podíamos leer libros). Mi perra Nala era perfecta, así que creía que sabía mucho sobre perros. Pero un día llegó a mi vida Sandy, una perra mestiza de 11 kilos. Nadie conocía su historia, la encontraron herida en una carretera. Su comportamiento era conmovedor: no era capaz de mirar a los ojos a nadie, tenía un estado de tensión constante, mordía con desesperación las correas hasta romperlas y perseguía a cualquier objeto o animal en movimiento. Atacaba a cualquier perro al que pudiese acercarse. Tenía pánico a entrar en los coches, a los movimientos bruscos, a las tormentas, a los petardos, a las manipulaciones… Podía ladrar durante horas en el balcón y nunca se relajaba, su propietaria no la había visto jamás sentada o tumbada en la calle. Habitualmente mordía a su propietaria por redireccionamiento.
Decidí adoptar a Sandy. Pero tenía que entender su comportamiento. ¿Por qué reaccionaba así? ¿Qué podía hacer para ayudarle a estar en calma? ¿Cómo podía conseguir que confiara en mí y me mirara a los ojos sin miedo? Y así empezó mi formación como educadora canina.
Actualmente Sandy es la imagen de mi proyecto. Nos divertimos juntas practicando mantrailing y salimos a correr por la montaña con Dani y Drac (mis otros dos amores) a menudo. No es una perra tranquila (tiene un nivel de energía altísimo) y se siente algo incómoda en la ciudad, pero por fin es una perra feliz. Sandy es sorprendente, hemos practicado habilidades caninas, ¡incluso hemos hecho Dogdancing juntas! Quien me conoce sabe que bailar no es lo mío…
Con ella aprendí que los milagros no existen, pero que si necesitamos mejorar el comportamiento de nuestro perro para hacerle más feliz, la única alternativa es intentar entenderlo desde el análisis científico y desde las evidencias de los estudios rigurosos.
No puedo olvidarme de Drac. A Drac lo adoptamos con 3 meses, un pequeño lienzo en blanco. Hemos sido muy cuidadosos con su educación, así que ahora es un perro amistoso, bonachón, paciente y divertido. Es la imagen de la felicidad, todo es sencillo con él. Todo salvo su rastro de baba y pelos…
Si has llegado hasta aquí, espero poder ayudarte a mejorar el comportamiento de tu compañero de viaje y mejorar vuestra calidad de vida.