Entiende el comportamiento de tu perro y aprende a corregirlo
Es normal que en algún momento los perros presenten conductas indeseadas, como ladridos excesivos, agresividad, destructividad o miedo irracional. Sin embargo, antes de etiquetar a nuestro perro como «malo», es fundamental entender qué hay detrás de ese comportamiento. Consultar con un etólogo o educador canino acreditado puede ser clave para identificar la causa del problema y encontrar una solución efectiva. En este artículo exploraremos las razones más comunes por las que los perros se portan mal y cómo podemos ayudarles a mejorar su conducta.
Factores que influyen en el comportamiento de tu perro
-Falta de socialización: Uno de los errores más frecuentes en la educación canina es no socializar adecuadamente al perro desde cachorro. Los perros necesitan experiencias positivas con otros perros, personas y diferentes entornos para desarrollar una personalidad estable. Si un perro no ha sido correctamente socializado, es más probable que reaccione con miedo o agresividad ante situaciones nuevas. Un etólogo o educador canino acreditado puede ayudarte a reintroducir a tu perro en un proceso de socialización progresiva y positiva.
-Falta de ejercicio físico y mental: Los perros necesitan actividad física y mental diaria para mantenerse sanos. Un perro con exceso de energía y sin exposición a estímulos adecuados puede desarrollar conductas destructivas, ansiedad o hiperactividad fisiológica. Dependiendo de la raza y edad del perro, el nivel de ejercicio necesario varía. No solo basta con paseos rutinarios; juegos de olfato, juguetes interactivos, el juego contigo y entrenamientos en disciplinas lúdicas y deportivas también ayudan a aumentar su calidad de vida. Si tu perro presenta problemas de conducta, podría ser una señal de que necesita más actividad.
-Estrés y ansiedad: La ansiedad en los perros es una de las razones más comunes de problemas de conducta en perros urbanos. Puede manifestarse en forma de ladridos excesivos, destrucción de objetos o incluso agresividad. Un etólogo o educador canino acreditado puede analizar el caso de tu perro y proporcionarte estrategias para reducir el estrés, como el uso de reforzadores adecuados, la creación de un protocolo de enriquecimiento ambiental y la revisión de sus rutinas para que éstas sean las adecuadas.
-Falta de liderazgo y normas claras: Los perros necesitan estructura y normas claras para sentirse seguros. Si un perro no tiene una guía consistente de parte de su tutor, podría empezar a desarrollar comportamientos indeseados. Hacerle entender qué está permitido de manera positiva y reforzar los buenos comportamientos ayudará a que tu perro entienda qué se espera de él. Un etólogo o educador canino acreditado puede enseñarte cómo comunicarte mejor con tu perro y establecer una comunicación adecuada sin recurrir al castigo.
-Miedo y traumas: Muchos problemas de conducta provienen de experiencias negativas previas. Un perro que ha sido maltratado o que ha pasado por situaciones de mucho estrés puede desarrollar respuestas negativas ante ciertos estímulos. En estos casos, debemos ser pacientes y comprensivos. Es recomendable trabajar con un etólogo o educador canino acreditado para ayudar al perro a superar sus miedos de manera progresiva y sin presión.
Errores comunes en la educación de los perros
-Incoherencia en las órdenes: Si hoy le permites algo a tu perro y mañana lo regañas por lo mismo, generarás confusión. Es importante ser coherente con las reglas y reforzarlas de manera constante.
-Uso del castigo en lugar del refuerzo positivo: Castigar a un perro por portarse mal sin enseñarle qué debe hacer en su lugar solo generará miedo y estrés. Es más efectivo proporcionarle alternativas a esas conductas y reforzarlas con premios y elogios.
-No respetar los tiempos de aprendizaje: Cada perro aprende a su ritmo. Si esperas que tu perro entienda una orden de inmediato y te frustras cuando no lo hace, puedes estar afectando su confianza y seguridad.
Estrategias para mejorar la conducta de tu perro
A veces, sin darnos cuenta, reforzamos conductas inadecuadas en nuestros perros. Por ejemplo, si un perro ladra para llamar la atención y le respondemos con caricias o comida, le estamos enseñando que esa es una forma efectiva de conseguir lo que quiere. Es importante recompensar los buenos comportamientos y no reforzar los negativos. La mejor estrategia es el refuerzo positivo aplicado de manera correcta, adelantándonos siempre que podamos, proporcionando y reforzando alternativas a la conducta indeseada, evitando reforzar sus malos hábitos.
En algunos casos, los cambios en el comportamiento de un perro pueden estar relacionados con problemas de salud. Dolor, enfermedades o problemas neurológicos pueden hacer que un perro se vuelva agresivo, miedoso o reactivo. Si notas un cambio repentino en la conducta de tu perro, lo primero que debes hacer es acudir al veterinario para descartar cualquier problema médico.
Cada perro tiene necesidades específicas de acuerdo a su raza y temperamento. Algunas razas, como los border collie o los pastores alemanes o belgas, necesitan más desafíos mentales que otras. Si no se les brinda una actividad acorde a sus capacidades, pueden desarrollar comportamientos destructivos. El enriquecimiento ambiental: juegos de inteligencia, entrenamientos y actividades como el mantrailing o las clases grupales de educación canina pueden ayudar a mantener a tu perro mentalmente estable y feliz.
La importancia del vínculo entre tutor y perro
El comportamiento de un perro está estrechamente relacionado con la relación que tiene con su tutor. Un perro que se siente seguro, querido y comprendido tendrá menos problemas de conducta. Para fortalecer el vínculo con tu perro:
-Dedica tiempo de calidad a juegos y paseos.
-Usa el refuerzo positivo para fomentar la confianza.
-Sé paciente y evita el castigo físico o verbal.
-Aprende a interpretar su lenguaje para comprender mejor sus emociones.
Si tu perro se porta mal, no lo tomes como un acto de rebeldía o desobediencia voluntaria. Detrás de cada comportamiento hay una razón, y entenderla es el primer paso para corregirla. Consultar con un etólogo o educador canino acreditado te ayudará a identificar el problema y encontrar una solución personalizada para tu perro. Con paciencia, amor y la guía adecuada, puedes mejorar la relación con tu perro y garantizar su bienestar emocional y físico.